La disminución y
el envejecimiento de la población tienen consecuencias en muchos aspectos. Uno
de ellos es la despoblación de extensas zonas de nuestro país, como puso de
manifiesto el catedrático de Prehistoria de la Universidad de
Zaragoza D. Francisco Burillo Mozota, en su comparecencia ante la Comisión Especial
del Senado sobre la evolución demográfica en España (12 junio 2017)[1]. El
señor Burillo mencionó en dicha comisión las causas de la despoblación: las
deficientes infraestructuras de carreteras, ferrocarril y comunicaciones e
Internet, la orografía, el clima, la lejanía a los centros donde se concentran
los servicios, la falta de inversiones en proyectos de desarrollo sostenible y
en investigación de desarrollo rural, etc. Pero la despoblación no se queda en
un mero hecho estadístico, como indicó el citado catedrático tiene graves
consecuencias sobre el patrimonio inmaterial: desaparición de nuestras
tradiciones y modos de vida, deterioro del medio ambiente, de la custodia del
territorio y del patrimonio.
Otro efecto
importante del envejecimiento de la población es el incremento de la tasa de
dependencia[2]
y de la dependencia senil[3]. Tampoco
puedo dejar de señalar los efectos que se están produciendo en el sistema
socio-sanitario y en el sistema público de pensiones.
Por otro lado el
envejecimiento está íntimamente ligado al aumento de la longevidad, hecho que
se puede considerar positivo, ya que gracias a la calidad de nuestra sanidad no solo se ha prolongado la esperanza de vida,
también se ha incrementado la calidad de vida de los mayores. Hoy día una
persona de 65 normalmente está en buen estado de salud, de tal manera que puede
ser conveniente revisar la política laboral en el sentido de flexibilizar los
tiempos de la jubilación según las profesiones, y adaptar las condiciones
laborales y salariales para los que deseen voluntariamente seguir activos.
Estas opciones podrían aliviar algo al agobiado sistema actual de pensiones.
En cuanto a la
influencia del envejecimiento de la población en el sistema de bienestar,
pienso que no es determinante todavía, hay otros problemas estructurales,
económicos y sociales que actualmente tienen mayor peso en el mantenimiento del
sistema de bienestar. Aunque, si la tendencia de la composición demográfica no
cambia, puede llegar a convertirse en el principal problema. Evidentemente los
gastos en sanidad, dependencia, centros de atención, pensiones, etc. son
mayores debido al envejecimiento actual, pero hay otros factores relativos a la
economía, el mundo laboral, la globalización, la pobreza, etc. que hoy día
influyen más decisivamente en nuestro estado del bienestar.
Algunos pueden
pensar que haciendo incrementar la inmigración podemos solucionar nuestro
problema demográfico. No es del todo cierto. El economista y profesor Albert
Banal-Estañol de la
Universidad Pompeu y Fabra de Barcelona indicó que “En España, los niveles de migración
necesarios para el reemplazo de la población se hacen imposiblemente grandes y
por ello las políticas sociales sobre natalidad son más una necesidad que una
opción”[4].
Las cifras actuales (2017) de movimientos migratorios arrojan un balance
positivo de 164.604 personas, con una inmigración de 532.482 procedente del
extranjero y una emigración 367.878 con destino al extranjero[5] (datos a
1 de enero de 2018), alcanzando la cifra provisional de 4.572.055[6]
inmigrantes, que supone el casi el 9,8 de la población total. La emigración de
españoles al extranjero ese mismo año tuvo un saldo negativo de -9.627[7], que
supone una mejoría respecto a años anteriores, pero la salida total de
población española, sobre todo jóvenes bien preparados, aun constituye una
pérdida que se tardará en recuperar. No obstante estos movimientos migratorios
al extranjero, por un lado son muy dependientes de la coyuntura económica
global, y por otro tienen su lado positivo ya que cuando esa juventud regresa
al cabo de los años lo hace en su mayoría con una mayor formación y experiencia
y con una red de relaciones muy aprovechable.
Como se verá más
adelante, estas cifras de migración, de mantenerse, suponen una solución,
aunque tímida, para el nivel de reposición poblacional necesario, y para
mantener un sistema de pensiones adecuado, siempre y cuando la oferta de
trabajos de los empresarios sea suficiente y el índice de fecundidad recupere
por lo menos las cifras de los años 80 del siglo pasado. Lo cual me
posicionaría parcialmente en contra de la pesimista postura del profesor Albert
Banal-Estañol anteriormente mencionado. La evolución prevista, teniendo en cuenta
un escenario central, supone un saldo positivo migratorio de 56.510 en el año
2030 y 80.449 en el año 2065, los escenarios de baja natalidad y alta migración
en el año 2030[8]
harían que la población residente en España se encontrara entre los 45.577.324
y los 46.223.786 habitantes, pero más envejecida si, como he mencionado antes,
no se corrige además el problema de la baja fecundidad.
Ahora bien, si
la inmigración alcanzara los índices necesarios para cambiar las tendencias
demográficas, en 50 o 60 años se podría dar el hecho de que las futuras
generaciones de españoles deberían convivir con costumbres y formas de vida
propias de culturas cuya integración en nuestra sociedad es más difícil, cuando
no rechazada. No obstante esto puede ser una de las consecuencias ineludibles
de la globalización, como menciona D. Juan
Antonio Fernández Cordón, Doctor en Ciencias Económicas y Experto-Demógrafo por
la Universidad
de París, en su artículo del 4 de julio de 2018 en la revista digital
“Economistas frente a la crisis”[9].
Los aspectos
demográficos mencionados hasta ahora no nos deben conducir al desánimo. Se
puede ser moderadamente optimista si sabemos dar los valores adecuados a las
variables que tienen mayor influencia en nuestro problema demográfico. Y, como trataré
de explicar más adelante, eso supone diseñar un conjunto coherente de políticas
públicas, con visión a largo plazo que, superando las lógicas diferencias entre
partidos políticos, logre la aplicación coordinada y continuada de esas
políticas públicas. Todos los líderes políticos tienen el deber de mirar al
futuro a largo plazo y, con la información adecuada, con generosidad y lealtad
al pueblo, lograr un gran pacto de Estado que movilice los recursos necesarios para
alcanzar el objetivo, si no de revertir la situación que creo ya tarea
imposible, si de corregir la tendencia de los indicadores demográficos,
evitando un mayor envejecimiento y el incremento de la despoblación.
LUIS BAILE
[2] “RAZÓN DE DEPENDENCIA (por edad),
Llamado también índice de dependencia. La razón entre las personas que por su
edad se definen como dependientes (menores de 15 años y mayores de 64) y la que
se definen como económicamente productivas (15 a 64 años) dentro de una
población.”
http://proyectos.inei.gob.pe/web/biblioineipub/bancopub/Est/Lib0944/glosario.pdf
[3] “RAZÓN DE DEPENDENCIA SENIL, Llamado
también índice de dependencia senil. La razón entre las personas que por su
edad se definen como dependientes por su condición Senil (mayores de 64) y la
que se definen como económicamente productivas (15 a 64 años) dentro de una
población.” http://proyectos.inei.gob.pe/web/biblioineipub/bancopub/Est/Lib0944/glosario.pdf
[4]
https://reportajes.lavanguardia.com/cuanto-cuesta-tener-un-hijo/espana-pais-hijos/
[9] “La inmigración ha
compensado el déficit de nacimientos: la población ha seguido aumentando hasta
la irrupción de la crisis económica y el indicador de envejecimiento
demográfico se sitúa todavía por debajo de la media europea. En el contexto
actual, de inmigración abundante, no existe ninguna razón para que, si se
genera una demanda de trabajo suficiente por parte de las empresas, no aumente
el número de ocupados y no crezca el PIB. La inmigración, que, por supuesto,
debe ser regulada, es una realidad a la que no pueden escapar los países
europeos, y entre ellos España, porque representa una forma de globalización de
los determinantes de la población mundial y la única respuesta a corto plazo a
las políticas que han conducido a niveles muy bajos de fecundidad.”
(https://economistasfrentealacrisis.com/natalidad-cual-es-el-problema//)
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