TRASHUMANCIA DEL VERANO DE 2017
Inicuamos el cordel el sábado 10 de junio, desde la finca donde han pasado el invierno las vacas negras ibericas avileñas. La finca está situada cerca de Serrjón y de Casatejada que, por cierto, es el pueblo de mi abuelo paterno, en la provincia de Cáceres. Desde unos días antes los ganaderos realizan los preparativos y el ganado pasa el saneamiento correspondiente. La preparación es larga y laboriosa, ademas del papeleo burocrático de las "guias" y demás, hay que ocuparse de la comida, el sencillo menaje, la impedimenta, preparar caballos, aparejos y monturas, reunir y vacunar al ganado, etc.
Ese año hicimos paradas para pasar la noche en Navalmoral de la Mata, Las Ventas de San Julian, La Corchuela, Los Bodegones (carretera N-502), cerca de Parrilas, Monbeltrán, Venta Rasca y la meta, como siempre Navadijos, en cuyos pastos agostaró el ganado.
El calor ese año fue muy duro, fueron unos días de ola de calor en toda España, pero allí lo notamos mucho, sobre todo en las llamadas Encomiendas. Llegabamos a los lugares de pernocta sobre las 9 ó 10 de la noche, con el ganado comido y bebido, así que al llegar al lugar de parada ya descansan hasta la próxima jornada. Pasamos por lugares dignos de visitar con más tiempo, entre otros cabe citar el embalse de Navalcán, donde todos disfrutamos de alguna agradable salpicadura de agua, alli el ganado bebió a placer. Otros lugares mencionables fueron la Ermita de la Corchuela, el rio Tietar, que atravesamos procurando mojarnos algo para refrescarnos, el rio Alberche que pasamos por Ramacastañas, la calzada romana del Puerto del Pico y todo el valle de bajada hasta la Venta del Obispo, donde emprendemos la subida hasta Navadijos, al que llegamos el día 18.
Los días se patieron en dos jornadas, la de lamañana de 5 ó 6 horas y la de la tarde entre las 4 y 5 horas. El ritmo era marcado por el ganado y por la situación de las zonas donde hay comida y agua, por ello suele ser un ritmo lento y con paradas de una cierta duración, allí donde conviene para la alimentación y bebida de vacas y caballos. Suelen ralentizar la marcha los becerros jovencillos porque su paso es más corto y sufren máscon el calor. Hay jornadas que se hacen más duras por la ausencia de sombra en el camino, en otras encinas y alcornoques nos permiten ir de sombra en sombra para mitigar el rigor del sol. Por supuesto que los inteligentes animales hacen lo propio. A medio día hacíamos una comida ligera, con algo fresco y un picoteo, el caso era no cocinar con el calor. Por supuesto, después de las comidas, la siesta es imprescindible para recuperar el cuerpo y afrontar el último tramo de la jornada que se empezaba entre las 5 y las 6 de la tarde, dependiendo del calor y del camino que quedaba por recorrer. La cena solía ser un plato único, guisote completo y contundente, acompañado de una ensalada. El cansancio no nos permitía prolongar mucho la sobremesa, pero algo caía.
Cuando coronamos el Puerto del Pico acudieron familiares y amigos de los vaqueros para celebrar una divertida comida en la que se cuentan las consabidas anecdotas y chascarrillos. A partir de ahí, en dos medias jornadas nos presentamos en Navadijos. Se cerraron las vacas y caballos en sus respectivos lugares y celebramos otra comida, esta vez la última, para brindar por la llegada al pueblo de esta ganadería, Navadijos, donde las vacas agostaran hasta que les toque volver a bajar a las dehesas extremeñas.
Luis Baile
Yo tuve el honor de hacer la de este verano 2018 y fué un antes y un despues en mis 44 años de existencia. Nunca me cansaré de dar las gracias a todos los que me acompañaron en tamaña aventura.
ResponderEliminarLo mejor de lo mejor!