martes, 15 de enero de 2019

LA TRASHUMANCIA NUESTRO PATRIMONIO


Naciones Unidas ha reconocido la trashumancia como Patrimonio Cultural Inmaterial de España por el Convenio sobre Diversidad Biológica, del 5 de junio de 1992[1]. Éste es “un tratado internacional jurídicamente vinculante con tres objetivos principales: la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos. Su objetivo general es promover medidas que conduzcan a un futuro sostenible”.

En España la red de vías pecuarias existentes es un patrimonio único en el mundo y protegido por Ley (3/1995)[2] que las considera “inembargables, imprescriptibles e inalienables” y entre otras cosas dice: “la red de vías pecuarias sigue prestando un servicio a la cabaña ganadera nacional que se explota en régimen extensivo, con favorables repercusiones para el aprovechamiento de recursos pastables infrautilizados; para la preservaci6n de razas autóctonas; también han de ser consideradas las vías pecuarias como auténticos «corredores ecológicos», esenciales para la migración, la distribuci6n geográfica y el intercambio genético de las especies silvestres. Finalmente, y atendiendo a una demanda social creciente, las vías pecuarias pueden constituir un instrumento favorecedor del contacto del hombre con la naturaleza y de la ordenación del entorno medioambiental. Todo ello convierte a la red de vías pecuarias -con sus elementos culturales anexos- en un legado histórico de interés capital único en Europa, cuya preservación no garantiza en modo alguno la normativa vigente”.

El Real Decreto 385/2017[3] declaró la Trashumancia como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial y, entre otros detalles, destaca que “La actividad ganadera trashumante ha aunado históricamente el aprovechamiento de los recursos naturales y el ganado mediante la denominada «cultura pastoril trashumante», produciendo interrelaciones familiares, sociales, económicas, patrimoniales y biológicas y modelando y contribuyendo a la cohesión y vertebración del paisaje peninsular”.

Por si solos estos tres documentos valdrían para demostrar la importancia de la actividad trashumante en España, pero vale la pena dar un repaso a la historia y a los beneficios ecológicos, sociales, económicos e incluso personales de la trashumancia, para descubrir sus arraigados valores y engancharnos a ella.

La trashumancia, del latín “Trans: de la otra parte” y “Humus: tierra”, procede del nomadeo que consiste en un movimiento conjunto de ganado y pastores con sus familias, que se practicaba en dos modalidades:

-            Nomadeo cerrado o cíclico que consistía en mover el ganado desde invernaderos a agostaderos alternativamente, a la búsqueda de pasto verde. Este nomadeo derivó en trashumancia cuando las familias de pastores se asentaron en lugares fijos dedicándose a la labranza y los hombres continuaron con el pastoreo pero teniendo base fija en la población de residencia familiar.
-            Nomadeo abierto en el que el ganado se desplaza erráticamente por extensas regiones en las que los pastos son pobres y los pastores más bien siguen al ganado que se mueve por instinto al encuentro de mejores condiciones climáticas, como sucede en Laponia, el Sahara o el Tibet.

La trashumancia entonces podríamos definirla como el traslado alternativo y periódico de ganado entre dos territorios de climatología diferente, en búsqueda de pastos y agua.

Los pueblos celtas de pastores de los montes leoneses y castellanos se trasladaban durante muchas jornadas, haciendo un largo recorrido, a tierras de la actual Extremadura, buscando los pastos que las nieves les negaban en invierno. Otros hacían recorridos más cortos, desde la serranía de Soria, aguas abajo del Duero. En la época de la romanización de la península, una calzada romana por el oeste peninsular marcaba la ruta de la trashumancia de largo recorrido, que se convertiría luego en la “Ruta de la Plata” desde Astorga hasta Mérida, pasando por Salamanca y Cáceres. En la Edad Media la trashumancia fue una actividad económica muy importante, que se consolidó con la creación por Alfonso X del Concejo de la Mesta en 1273, para proteger los intereses de los ganaderos que movían al menos tres millones de cabezas de ganado (algunos estudios las cifran en cinco millones) y que formaban un fuerte lobby económico en aquella época. En particular la trashumancia de ovejas en búsqueda de pastos era esencial, dada la cantidad de ese tipo de ganado que había que mantener para la obtención de la lana suficiente, para el gran negocio de la exportación de lana a toda Europa. También en Aragón se crearon organizaciones similares a La Mesta castellana, como fueron “La casa de Ganaderos de Zaragoza”, “ La Mesta de Albarracín” o el “Ligajo de Calatayud”.

Hasta pasada la Reconquista los movimientos de ganado eran cortos pues solo alcanzaban tierras fronterizas (extremos), que eran zonas yermas y pastizales utilizados por las ganaderías de los nobles o de señores eclesiásticos y desde las que el ganado se podía recoger fácilmente en caso de enfrentamientos. Poco a poco se pudo ir alargando los movimientos a medida que la Reconquista avanzaba, pasando las cuencas del Tajo del Guadiana y del Guadalquivir, y finalmente los pastores pudieron llegar hasta tierras de Extremadura, que debe su nombre a aquellos “extremos” o tierras fronterizas, y aún más al sur.

En la Edad Media el paso de ganaderos y pastores por diversos lugares, y la permanencia de éstos en los agostaderos, facilitó la difusión y el intercambio de costumbres culinarias, artesanales, arquitectónicas, musicales, así como técnicas de manejo de ganado, produciéndose un intercambio de modos de vida y conocimientos entre territorios alejados dentro de suelo español.

Después de la Reconquista, la trashumancia va perdiendo poco a poco la importancia que tenía debido a que la sociedad se hace más sedentaria, los intereses económicos cambian y las exportaciones de lana dejan de ser prioridad. De tal forma que el Concejo de la Mesta va perdiendo influencia y termina por ser abolido en 1836. En ese siglo se empieza a utilizar el ferrocarril para trasladar ganado y luego comienzan los traslados por carretera, pero aún se realizaba la trashumancia  a pie o a caballo.

De los tipos de trashumancia que se pueden distinguir según los climas (mediterránea, alpina y tropical) en España se practica la trashumancia mediterránea, caracterizada ésta por el clima mediterráneo con unos veranos con pocas lluvias y frecuentes sequías. Esta característica obliga a trasladar el ganado a zonas próximas a las cumbres montañosas, que existen relativamente cerca de la gran cuenca mediterránea. Pero no todo el ganado es trasladado a zonas montañosas. Parte de la ganadería vive en régimen de estandía, sin salir de su zona, y alimentándose de rastrojos, espigaderos o mediante pienso y forraje.

Este tipo de trashumancia, habitual en casi toda España, está favorecida por la presencia de importantes desniveles en casi toda la península. Pensemos en los Pirineos y sus zonas bajas próximas de la ribera del Ebro en Aragón, La Rioja y Navarra, o en las zonas llanas  y cuencas de Lerida y Gerona desde las que salen cañadas hacia los Pirineos Orientales. También podemos pensar en los montes de Teruel y la vertiente mediterránea, en las montañas cantabras y asturianas, auque aquí más bien se da una trashumancia Alpina entre la costa y la montaña. Podríamos citar la zona de Sierra Nevada o la Sierra de Gredos y algunas cuantas más. Pero en todos estos casos se da un tipo de trashumancia clasificada como “trashumancia corta”.  En contraposición la “trashumancia larga” es aquella que atraviesa tres cuencas y dos o tres divisorias, como es el caso de las ganaderías que correspondían a las cuatro cuadrillas de La Mesta, las de Soria, Cuenca, Segovia y León y que se trasladaban desde los agostaderos al norte del Duero hasta los invernaderos en las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir.

También se hablaba de “trashumancia de ganadero” o “trashumancia de piareros”, la primera era de un solo dueño y la segunda unía piaras de varios dueños. Según el catastro del Marques de la Ensenada.los piareros no tenían ganada en los invernaderos posición arrendaticia …. por lo cual tenían que acomodarse a la buena de Dios…”, aunque tenían asegurado el pasto por las normas de los Cuadernos de Leyes de La Mesta”. En cambio los ganaderos de mejor posición, ganaderías reales o de la iglesia, nobles y algunos caballeros tenían sus propiedades o arrendamientos, e incluso casas señoriales en aquellos lugares o poblaciones próximas.

En la actualidad, gracias a la Ley 3/1995, España conserva gran parte de la antigua red pecuaria, contando con unos 125.000 km. de cañadas, cordeles y veredas y 400.000 Ha. de superficie a lo largo de todos esos kilómetros. Las Cañadas Reales protegidas por la Ley son:

-            Cañada Real de la Plata o Vizana (500 kilómetros).
-            Cañada Real Leonesa Occidental (700 kilómetros).
-            Cañada Real Leonesa Oriental (700 kilómetros).
-            Cañada Real Segoviana (500 kilómetros).
-            Cañada Real Conquense (350 kilómetros).
-            Cañada Real del Reino de Valencia (250 kilómetros).
-            Cañada Real Galiana (400 kilómetros).
-            Cañada Real Soriana Oriental (800 kilómetros).
-            Cañada Real Soriana Occidental (700 kilómetros).

Las cañadas tienen un ancho de 75 m., los cordeles de 37,5 y las veredas de 20,9. Además de los 4900 Km. de Cañadas Reales, existe una basta red de cordeles y veredas hasta totalizar la cifra anteriormente dada. Pero lo cierto es que la red pecuaria sufre un deterioro importante porque no es, ni ha sido objeto de atención, por parte de la Comunidades Autónomas, competentes en esa materia. El espíritu de la Ley 3/1995 no ha inspirado a los gobiernos autonómicos involucrados, ni al central en sus obligaciones subsidiarias, seguramente porque los réditos electorales los encontraban en otra parte, sin considerar las ventajas que tiene la actividad de la trashumancia para el territorio, la población y el ganado.

En España trashuman casi 800.000 cabezas de ganado, eso da una idea de la importancia del fenómeno. La trashumancia española es un ejemplo de aprovechamiento sostenible de grandes extensiones del territorio, pero no está suficientemente valorada y cuidada por las administraciones competentes. Por un lado, posiblemente si se redujera y acelerara la tramitación de permisos, guías, etc., se podría duplicar o triplicar la cabaña trashumante. Por otro lado la desaparición del transporte de ganado por ferrocarril y la carestía del trasporte por carretera hace que muchos ganaderos se planteen el traslado de ganado a pie, pero se encuentran con el muro burocrático y la falta de mantenimiento de la red de vías pecuarias.

He hecho mención de las ventajas de esta actividad sin detallarlas, pero dado que mi escaso conocimiento de la misma se reduce a haber hecho unas cuantas trashumancias de ganado vacuno avileño, conviviendo con los ganaderos, prefiero transcribir lo que La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, en su Informe sobre la Trashumancia en España (abril-marzo de 2009)[4] escribía con conocimiento de causa sobre los beneficios que aportaba la trashumancia y los problemas que detectaban:

Beneficios medioambientales, socioculturales y territoriales:

- Mantenimiento de los pueblos. La trashumancia fija la población al medio rural, ya que se trata de una actividad que se extiende a zonas desfavorecidas y de montaña básicamente.
- Mantenimiento de la biodiversidad. El pastoreo extensivo y estacional en que se basa la trashumancia contribuye a la diversificación y conservación de hábitats de muy alto valor ambiental. Ha generado ecosistemas de dehesa y con una gran biodiversidad de la dehesa pastoreada. La diversidad de plantas en estos pastos naturales es de las más altas que se conocen, con más de 40 plantas por metro cuadrado. Además permite establecer y mantener a nivel nacional una red de corredores naturales que enlazan los principales ecosistemas de la península Ibérica, evitando el aislamiento de los espacios protegidos, favoreciendo la supervivencia y el intercambio genético entre poblaciones de especies amenazadas y manteniendo abiertas numerosas áreas de paso e invernada para las aves migratorias.
- Prevención de incendios forestales. Los beneficios medioambientales de esta actividad repercuten principalmente en la prevención de incendios forestales, puesto que el ganado consume materia seca que es un gran combustible forestal.
- Movilidad del ganado entre diferentes fincas, lo que permite la rentabilidad y el aprovechamiento de subproductos agrarios cuya eliminación por otros métodos, tales como herbicidas o quemas de rastrojos, provoca graves daños medioambientales.
- Abono natural. Las deyecciones de los animales constituye una fuente de abono natural de gran interés, dado que se trata de una ganadería itinerante que por ello no deteriora el medio ambiente.
- Producción de calidad y sanidad. En condiciones normales, a través de este sistema de aprovechamiento ganadero el animal puede estar alimentado durante todo el año con pasto natural, lo que proporciona una carne de enorme calidad y sanidad.
- Conservación de ecosistemas valiosos como los pastos de montaña, los cultivos cerealistas extensivos y las dehesas de encina, evitando incendios forestales, erosión del suelo y los daños que el ganado estante produce al terreno, a las aguas y al arbolado.
- Traslado en gran parte de los animales por su propio pie, lo que favorece un manejo de los mismos respetuoso con las máximas exigencias relativas a bienestar de los animales.
- Desarrollo rural. Permite usos alternativos del territorio de gran interés, como el senderismo o las rutas a caballo, que contribuyen a mantener los derechos de paso y favorecen el desarrollo social y económico de las zonas rurales.
- Integración entre la sociedad urbana y la sociedad rural de las diferentes comarcas y regiones, con el fin de colaborar solidariamente en la defensa y conservación de un patrimonio común de máximo interés ambiental y cultural.

Beneficios económicos:

- Permite un gran aprovechamiento de recursos de alta calidad.
-La trashumancia ha favorecido el sostenimiento económico de numerosas provincias.
- Para los animales tiene muchas ventajas porque evita que sufran los efectos de climas extremos: ni el calor del verano ni el frío del invierno, de manera que prácticamente viven “dos primaveras y dos otoños”. Todo ello permite a los animales desarrollarse mejor, ser más fecundos y prolíficos, lo que supone mayor producción, más sanidad de los animales (tienen pasto fresco durante todo el año), traducido todo ello en una producción de mayor calidad.
- Contribuye a la producción de quesos de alta calidad”. A lo que yo añado la producción de mejor lana y cueros, además de la ya mencionada mayor calidad de la carne.

El mismo informe daba cuenta de los “problemas de la actividad trashumante en España:

- En cuanto a recursos humanos, los ganaderos se encuentran con dificultades de un relevo generacional, ya que la vida está muy condicionada por el movimiento pecuario.
- Los elevados costes que conllevan los desplazamientos, el arriendo de las fincas, etc., condicionan la viabilidad de las explotaciones.
- Baja productividad con relación a la ganadería industrial debido, en parte, a los medios de producción poco intensivos en beneficio de la calidad.
- Los precios percibidos por los ganaderos se han mantenido constantes en los últimos años, no siendo así el coste de los medios de producción.
- Las vías pecuarias españolas también se ven amenazadas por diversos aspectos urbanísticos de todo tipo.
- En ocasiones han sido invadidas por urbanizaciones en los tramos de cañadas más próximos a los núcleos urbanos.
- La implantación de infraestructuras viarias (circunvalaciones, variantes, etc.) sobre tramos enteros de cañadas sin caminos alternativos ha generado barreras infranqueables para los rebaños.
- Problemas relacionados con las distintas exigencias administrativas relativas a la actividad trashumante en las diferentes comunidades autónomas.”

La trashumancia ha vivido y vive un declive por los problemas antes mencionados. Pero siendo tantos los beneficios que aporta a las regiones por donde pasa, a su paisaje y biodiversidad, a su desarrollo económico, turístico y social en el medio rural, etc., las administraciones de autonómicas y central deberían dedicar un esfuerzo para que, cada una dentro de sus competencias, facilitaran el mantenimiento y el incremento de la cabaña trashumante.

Ese esfuerzo debería ir dirigido a:

-            La formación a jóvenes que aseguren un relevo generacional, con las prácticas suficientes en todo lo que supone el manejo, cuidado y movimiento de ganado mediante trashumancia.
-            Ayudas a los arriendos de fincas en las zonas de invernaderos o agostaderos, o arriendos de terrenos de propiedad pública a bajo coste.
-            Poner en valor la calidad de la producción de la ganadería extensiva reduciendo en algunas partidas los costes de producción (por ejemplo: IVA de algunos de los productos necesarios para el cuidado, alimentación, desplazamientos, infraestructura, etc., o de los impuestos sobre beneficios), para acortar la desventaja que este tipo de ganadería tiene ante la intensiva.
-            Reducir la burocracia asociada a la actividad trashumante y unificar la documentación, normativa y procedimientos en las diversas comunidades de paso del ganado o, en su caso, facilitar un trámite centralizado que sirva para todo el itinerario.
-            Controlar las vías pecuarias, impidiendo invasión por urbanización y construcción de infraestructura viaria, o al menos ofrecer alternativas de paso.
-            Realizar la mejora y el mantenimiento regular de las vías pecuarias, con la señalización adecuada mediante mojones, mejorando la señalización y la colocación de las biondas en los cruces de las cañadas, cordeles y veredas con las carreteras. También en los pasos elevados, túneles y pasos inferiores.
-            Evitar el asfaltado de caminos que coincidan con vías pecuarias, para no dañar las pezuñas de los animales.
-            En veredas que coincidan con caminos de zonas urbanas evitar la colocación de elementos como rejillas de recolección de aguas y bandas reductoras de velocidad de vehículos que suponen obstáculos para los animales.
-            Dotar a las vías pecuarias de algunas infraestructuras sencillas tales como refugios de pastores, fuentes y abrevaderos.


LUIS BAILE ROY




[1] http://www.un.org/es/events/biodiversityday/convention.shtml
[2] https://www.boe.es/boe/dias/1995/03/24/pdfs/A09206-09211.pdf
[3] https://www.boe.es/boe/dias/2017/04/11/pdfs/BOE-A-2017-4009.pdf
[4] http://www.upa.es/_la_tierra/la_tierra_213/pag_049-056_agriymamtrashumancia.pdf

1 comentario:

  1. FELICITACIONES a cuantas personas hayan iniciado esta apasionante aventura para a dar a conocer esta actividad- honrosa actividad- Me uno a vosotros en tanto como pueda y sepa. ADELANTE.

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