viernes, 25 de enero de 2019

Publicamos en nuestro blog este artículo por su evidente interés para los fines que perseguimos.

Trashumancia y cambio climático

          Rebaño de merinas pastando en la dehesa
Hace poco estuve visitando el Parque Nacional de Cabañeros, una muestra de la dehesa y el bosque mediterráneo. Allí, en mitad de la dehesa, una se llega a olvidar de que está en Ciudad Real y se transporta al Serengeti mientras la vista se pierde siguiendo la pista a uno de los muchos ciervos que no paran de pasar de un lado a otro. La dehesa, la gran olvidada, es el ecosistema humanizado más sostenible del mundo. Un medio moldeado por unos rebaños que ahora tienen prohibido pisar esa finca de Cabañeros a la que un día dieron forma. Mi vuelta a la realidad tuvo lugar cuando escuché al educador ambiental decir que “aquí antes bajaban trashumantes, y las cañadas reales soriana y segoviana pasan muy cerca”. No pude evitar activarme de golpe y preguntarle si ya no bajaban trashumantes a las fincas próximas, a lo que me respondió con una mirada extrañada, como si hablase de fantasmas, y de su boca salió un “¿trashumantes? ¿ahora? Eso hace mucho que se ha extinguido”.
Rebaño trashumante en los alrededores del P.N. de Monfragüe (Cáceres).
    Rebaño trashumante en los alrededores del P.N. de       Monfragüe (Cáceres).
¡Qué pena! De verdad, qué pena que no sepamos recordar y que no sepamos valorar las cosas buenas que aún tenemos, con el fin de incentivarlas y recuperarlas. Lo que más me duele, es que parece que ya nadie recuerda aquellas imágenes que se hicieron virales a finales de la pasada primavera, cuando un rebaño trashumante, que estaba haciendo noche cerca de la ciudad de Huesca, se escapó sin desvelar el sueño de su pastor y tomó la urbe. Aquellas ovejas no hacían otra cosa que lo que llevaban haciendo desde hacía siglos: seguir el camino hasta los pastos de verano. Sin embargo, aquella imagen, curiosa para la mayoría, se hizo viral y sorprendió a quienes daban por extinguida esta actividad.
Hace no tanto, en octubre, los rebaños trashumantes volvieron a ser protagonistas en todos los medios, esta vez por cruzar Madrid, y atrajeron a gentes que se acercaron a verlas pasar mientras ponían rumbo hacia los pastos de invierno.
           Mapa de las cañadas reales españolas
En el Libro blanco de la Trashumancia, se define la misma como”una forma de actividad ganadera extensiva, consistente en el desplazamiento estacional del ganado para el aprovechamiento alternativo de la diversidad de pastizales en el momento óptimo de su producción, determinado éste por las características físicas y climáticas del territorio”. Este sistema se lleva practicando en la Península Ibérica desde hace 7.000 años (Cursach, 2003) y tiene un impacto muy positivo en el medio ambiente, ya que, por un lado, al desplazarse el ganado en busca de su alimento, se reduce el consumo de piensos, con lo que se minimiza el gasto de combustible (tanto en el transporte, como en la producción del alimento). Por otro, algunos estudios recogen que en España cada oveja trashumante traslada diariamente alrededor de 5.000 semillas y abona el terreno por el que pasa con más de 3 kg de estiércol, y, además, cada vaca aporta unas 50.000 semillas y 30 kg de abono, a lo largo de 20 Km. diarios de recorrido. O, lo que es lo mismo, cada rebaño de 1.000 ovejas o de 100 vacas trashumantes dispersa más de 150 millones de semillas y 100 toneladas de estiércol, a lo largo de más de 500 kilómetros durante sus desplazamientos de alrededor de un mes por las cañadas (Garzón, 2012).
Pastoreando a finales del invierno en Torrecilla de Valmadrid (Zaragoza)
     Pastoreando a finales del invierno en Torrecilla de        Valmadrid (Zaragoza).
Sin embargo, esta actividad está en decadencia, siendo cada vez menos los rebaños que se desplazan por la península ibérica imitando los movimientos que estas especies realizaban antes de ser domesticadas. Según una investigación realizada en la Universidad de Alcalá sobre el estado de la trashumancia en León, esta actividad muestra un alto valor de sostenibilidad tanto en la dimensión ecológica como en la productiva, debido al conocimiento sobre los agroecosistemas de los pastores trashumantes, que permite utilizar y mantener la productividad y la composición de los pastos de montaña. Sin embargo, dicho estudio concluye que estos pastos han sufrido un proceso de abandono, con serios cambios en su integridad y coherencia ecológicas; “siendo la Administración quien ha jugado un papel importante en este proceso al impulsar políticas agrarias de intensificación y no apoyando la trashumancia” (Velado y Gómez Sal, 2016).
Vacas aprovechando los pastos estivales en el Puerto de Gavín (Pirineo Aragonés).
   Vacas aprovechando los pastos estivales en el Puerto    de Gavín (Pirineo Aragonés).
En el Cuaderno de la Trashumancia nº 06: Pirineo Aragonés, se apunta a que algunas de las causas del “brutal descenso” de la trashumancia durante el siglo XX están relacionadas, por un lado con la  “crisis general de la sociedad tradicional” y por otro con “problemas específicamente pecuarios”. Sobre estos últimos, se señala la propia producción, al haber sido considerada la trashumancia por algunos técnicos como “un estorbo para optimizar los resultados de una explotación pecuaria racional”, alegando que los animales trashumantes están sometidos a “un régimen alimenticio irregular” y que “el ciclo reproductor no puede adaptarse para proporcionar corderos al mercado cuando éste los demanda”. También se indican problemas relacionados con los pastos, como la ausencia o escasez de agua en algunos puertos de montaña, las malas comunicaciones, ausencia de refugios para el ganado, la desaparición que hubo durante unos años del ganado equino, necesario en toda rotación de los pastos; el choque con los intereses turísticos y los precios, entre otros. Las “incomodidades del viaje trashumante” son otra causa recogida, así como la ausencia de pastores(Pallaruelo, 1992).
Rebaño pastando en los alrededores del P.N. de Monfragüe (Cáceres)
    Rebaño pastando en los alrededores del P.N. de        Monfragüe (Cáceres).
Sin duda, el abandono de esta actividad se debe a múltiples causas, pero lo que está claro es que ha ocasionado “graves consecuencias ambientales como la desertización y la no regeneración del arbolado, que afectan, sobre todo, a especies tan sensibles como el lince ibérico, el águila imperial, el águila perdicera, el águila culebrera, el alimoche, la avutarda, el sisón, el aguilucho cenizo o a las áreas de invernada de cientos de millones de aves migradoras europeas, como milanos reales, grullas, avefrías, chorlitos, palomas torcaces, petirrojos, o currucas” (Cursach, 2003). En la actualidad quedan pocas familias trashumantes, por lo que resulta imprescindible impulsar esta actividad para, entre otras cosas, proteger los ecosistemas ibéricos y mitigar los efectos del cambio climático.
REFERENCIAS
Cursach, B. (2003). Trashumancia: preservar una tradición milenaria. Conservación de la Biodiversidad mediante prácticas tradicionales. Ambienta: La revista del Ministerio de Medio Ambiente, (21), 59-66. 
Garzón, J. (2012). Importancia de la trashumancia en España para conservar la diversidad biológica en Europa y mitigar el cambio climático.
Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (2012). La trashumancia en España. Libro blanco. 
Pallaruelo, S. (1992). Cuadernos de la Trashumancia, nº0 6: Pirineo Aragonés. ICONA, Madrid. 
Velado Alonso, E. y Gómez Sal, A. (2016). The current status of transhumance systems in the province of León (Spain), towards a multi-dimensional evaluation. In: Options Méditerranéennes, Série A, 116, p. 63-67. 

viernes, 18 de enero de 2019

MAPAS ANTIGUOS

Hace un tiempo conocimos un trabajo del documentalista Jesús Gómez Fernández-Cabrera. Él  pudo recuperar tres mapas de las vías pecuarias en la Península Ibérica publicados a principios del siglo XX en trabajos de diferentes autores.
André Fibourg publicó en 1910, dentro de un estudio sobre las trashumancia española, un mapa basado en documentos del siglo XVIII y XIX. Es un mapa coloreado que representa las vías pecuarias de Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia y Granada. 


Cartografía de 1910. André Fibourg.

En 1920, Julius Klein, incluyó en su obra "La Mesta: estudio de la historia económica española, 1273-1836" un dibujo de un mapa esquemático de las vías pecuarias que se cree que existían en el siglo XVI en España. 


Cartografía de 1920. Julius Klein

Por último, en 1945, Robert Aiken, publicó Las Rutas de la Trashumancia en la Mesta Castellana. Inserto en ese artículo se encontraba un mapa realizado a partir de  descripciones que se encontraban en diversos archivos. Esta representación de las vías pecuarias ya es muy similar al mapa del Libro Blanco de la Trashumancia e incluye más información que los dos anteriores.


Cartografía de 1945. Robert Aiken


Bibliografía: J. Gómez Fernández-Cabrera. Primera cartografía de las vías pecuarias. Recuperado de: Primera cartografía de las vías pecuarias 


Marta Argota Puebla
TRASHUMANCIA DEL VERANO DE 2017

Inicuamos el cordel el sábado 10 de junio, desde la finca donde han pasado el invierno las vacas negras ibericas avileñas. La finca está situada cerca de Serrjón y de Casatejada que, por cierto, es el pueblo de mi abuelo paterno, en la provincia de Cáceres. Desde unos días antes los ganaderos realizan los preparativos y el ganado pasa el saneamiento correspondiente. La preparación es larga y laboriosa, ademas del papeleo burocrático de las "guias" y demás, hay que ocuparse de la comida, el sencillo menaje, la impedimenta, preparar caballos, aparejos y monturas, reunir y vacunar al ganado, etc.

Ese año hicimos paradas para pasar la noche en Navalmoral de la Mata, Las Ventas de San Julian, La Corchuela, Los Bodegones (carretera N-502), cerca de Parrilas, Monbeltrán, Venta Rasca y la meta, como siempre Navadijos, en cuyos pastos agostaró el ganado.

El calor ese año fue muy duro, fueron unos días de ola de calor en toda España, pero allí lo notamos mucho, sobre todo en las llamadas Encomiendas. Llegabamos a los lugares de pernocta sobre las 9 ó 10 de la noche, con el ganado comido y bebido, así que al llegar al lugar de parada ya descansan hasta la próxima jornada. Pasamos por lugares dignos de visitar con más tiempo, entre otros cabe citar el embalse de Navalcán, donde todos disfrutamos de alguna agradable salpicadura de agua, alli el ganado bebió a placer. Otros lugares mencionables fueron la Ermita de la Corchuela, el rio Tietar, que atravesamos procurando mojarnos algo para refrescarnos, el rio Alberche que pasamos por Ramacastañas, la calzada romana del Puerto del Pico y todo el valle de bajada hasta la Venta del Obispo, donde emprendemos la subida hasta Navadijos, al que llegamos el día 18.

Los días se patieron en dos jornadas, la de lamañana de 5 ó 6 horas y la de la tarde entre las 4 y 5 horas. El ritmo era marcado por el ganado y por la situación de las zonas donde hay comida y agua, por ello suele ser un ritmo lento y con paradas de una cierta duración, allí donde conviene para la alimentación y bebida de vacas y caballos. Suelen ralentizar la marcha los becerros jovencillos porque su paso es más corto y sufren máscon el calor. Hay jornadas que se hacen más duras por la ausencia de sombra en el camino, en otras encinas y alcornoques nos permiten ir de sombra en sombra para mitigar el rigor del sol. Por supuesto que los inteligentes animales hacen lo propio. A medio día hacíamos una comida ligera, con algo fresco y un picoteo, el caso era no cocinar con el calor. Por supuesto, después de las comidas, la siesta es imprescindible para recuperar el cuerpo y afrontar el último tramo de la jornada que se empezaba entre las 5 y las 6 de la tarde, dependiendo del calor y del camino que quedaba por recorrer. La cena solía ser un plato único, guisote completo y contundente, acompañado de una ensalada. El cansancio no nos permitía prolongar mucho la sobremesa, pero algo caía.

Cuando coronamos el Puerto del Pico acudieron familiares y amigos de los vaqueros para celebrar una divertida comida en la que se cuentan las consabidas anecdotas y chascarrillos. A partir de ahí, en dos medias jornadas nos presentamos en Navadijos. Se cerraron las vacas y caballos en sus respectivos lugares y celebramos otra comida, esta vez la última,  para brindar por la llegada al pueblo de esta ganadería, Navadijos, donde las vacas agostaran hasta que les toque volver a bajar a las dehesas extremeñas.

Luis Baile


miércoles, 16 de enero de 2019

MI PRIMERA TRASHUMANCIA DE VERANO
junio de 2014

Esta vez se hace el itinerario contrario al de invierno. Ahora se buscan en Gredos los pastos que ya escasean en las dehesas extremeñas.

 Se sale desde la finca extremeña donde ha pasado el invierno el ganado y se pasa por las provincias de Cáceres, Toledo y Ávila, en la que se sube el Puerto del Pico por la calzada romana y, tras una jornada más se alcanza Navadijos, donde reciben a la ganadería con una fiesta por todo lo alto.

Por el camino vamos dejando atrás 10 dias de largas jornadas, hasta el tardío anochecer de verano, momento en que se para, una vez que las vacas han comido y bebido. Entonces se encierra al ganado o se le rodea con un pastor eléctrico, se desaparejan y amanean los caballos y se prepara la cena y lo necesario para pasar la noche.

Como se puede suponer, durante las horas centrales del día el sol calienta sin reparos, pero se aguanta bien, ocupados en resolver las incidencias propias de este tipo de traslado de ganado (paso de carreteras, recorridos por las mismas, vacas despistadas o intrépidas aventureras, etc.) y entre chascarrillos, bromas y charlas con los compañeros. Las paradas para que las vacas coman y beban se aprovechan para ponerse a la sombra, si la hay, y para tomar un trago de agua o vino fresquito.

A medio día la parada, larga esta vez, de la comida, tertulia y pequeña siesta reparadora. Cuando el sol ya deja de quemar y sólo calienta se reemprende el camino hasta que oscurece, las vacas te lo demandan.

Las noches suelen ser cálidas y por ello la cena y sobremesa se alargan, aunque el madrugón veraniego no perdona, así que no se duerme mucho, pero la siesta compensa algo. Cuando se llega a la Sierra la temperatura nocturna baja bastante y hay que abrigarse para poder mantener la buena costumbre de la tertulia.

La vida en la trashumancia, tanto la de invierno como la de verano, es dura. Las jornadas a caballo suelen llegar a las 8 horas y, en total, se pueden alcanzar las 12 o 13 horas de actividad en verano.

Como decía un amigo (Jaime), que fue entrevistado por una periodista de un periódico de Ávila: "estas experiencias son inolvidables porque suponen dejar la cómoda vida urbana, empeñarte en superar unos retos y poner a prueba la capacidad de resistencia y de convivencia con gente muy dispar y con la naturaleza en estado puro".

Al fin y al cabo, ¿qué más dará que te queme el sol?, ¡haberte dado crema! ¿Qué importa que te moje la lluvia?, eso es sanísimo para la piel. ¿Qué pasa por pasar un poco de frio o de calor?, así recalibramos nuestro termostato corporal que suele estar falseado con tanta calefacción y con tanto aire acondicionado. Y si nos mojamos un poco al pasar un rio o al galopar por la orilla de un embalse, ¿qué pasa?, pues que te lo pasas bien.

Además no hay que olvidarse de las relaciones humanas que se practican y de las habilidades sociales que debes utilizar y que pocas veces lo hacemos en nuestra cotidiana y rápida vida urbana: humildad, comprensión, paciencia, colaboración y sobre todo capacidad de escuchar.

Luis Baile
MI PRIMERA TRASHUMANCIA. INVIERNO DE 2013

Mi primer contacto con la trashumancia fue en diciembre de 2013 cuando, a través de mi amigo Jose, conocí a la familia García Santana, de Navadijos, Avila. Ellos me dejaron compartir unos cuantos días de trashumancia invernal.

Fue una experiencia única, yo estaba hecho a ir por el monte pero aquello fue especial. El acogimiento y el trato recibido por todos los trashumantes fue extraordinario. Compartí con ellos trabajo, camino, sal y asiento a la lumbre. También buenos ratos de conversación y risas.

Las jornadas empezaban temprano, a unas temperaturas bajo cero muy reconfortantes y con un buen desayuno al calor de la lumbre. Después de recoger el "tinglado" se subían los ternerillos que no seguían la marcha al remolque o al camión preparado para ello y se preparaban las monturas.

Empezaba una mañana a caballo, arreando al ganado por el cordel. Los paisajes invernales eran una maravilla, sobre todo a horas tempranas, los colores iban cambiando con la luz y la temperatura. Pero las vacas iban caminando sin alterarse, lentamente, comiendo donde les apetecía y bebiendo donde podían.

A medio día un almuerzo sencillo y rápido (que hace frio), un "tente en pié", normalmente descabalgados, momento que se aprovechaba para entregar los terneritos que no andaban a las madres otro rato y repartir pienso, si era necesario.

Y de nuevo al camino, hasta poco antes de la caida del sol. La parada final del día trae consigo una actividad frenética para encerrar al ganado, repartir el heno, bajar a los ternerillos y, cual salida de guardería, entregarlos a las madres, preparar la lumbre, la cena y el "tinglado" para cenar y dormir.

Al final los momentos del merecido descanso, calentando el cuerpo al calor de la fogata y comentando las jugadas del día y de la vida en general.

En fin, unos días especiales que me dejaron huella; tan es así que, desde entonces, no he faltado a ningún cordel, fuera de verano o de invierno, aunque alguno no he podido hacerlo completo.

Luis Baile
BIENVENIDOS A NUESTRO BLOG

Desde la Asociación Trasgredos, Trashumancia en la Sierra de Gredos, queremos daros la bienvenida a nuestro nuevo espacio online. En este blog publicaremos información sobre la trashumancia, datos curiosos y todo lo necesario para ser un trashumante del siglo XXI, porque ahora, además de estar en las cañadas, estamos en la red.
La Asociación Trasgredos está formada por un grupo de amigos trashumantes empeñados en dar a conocer esta actividad y velar por conservar las vías pecuarias, al igual que las razas protegidas tradicionalmente trashumantes, como es la vaca avileña negra ibérica. 
Esperamos que podáis descubrir junto a nosotros el emocionante viaje trashumante.

martes, 15 de enero de 2019

LA TRASHUMANCIA NUESTRO PATRIMONIO


Naciones Unidas ha reconocido la trashumancia como Patrimonio Cultural Inmaterial de España por el Convenio sobre Diversidad Biológica, del 5 de junio de 1992[1]. Éste es “un tratado internacional jurídicamente vinculante con tres objetivos principales: la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos. Su objetivo general es promover medidas que conduzcan a un futuro sostenible”.

En España la red de vías pecuarias existentes es un patrimonio único en el mundo y protegido por Ley (3/1995)[2] que las considera “inembargables, imprescriptibles e inalienables” y entre otras cosas dice: “la red de vías pecuarias sigue prestando un servicio a la cabaña ganadera nacional que se explota en régimen extensivo, con favorables repercusiones para el aprovechamiento de recursos pastables infrautilizados; para la preservaci6n de razas autóctonas; también han de ser consideradas las vías pecuarias como auténticos «corredores ecológicos», esenciales para la migración, la distribuci6n geográfica y el intercambio genético de las especies silvestres. Finalmente, y atendiendo a una demanda social creciente, las vías pecuarias pueden constituir un instrumento favorecedor del contacto del hombre con la naturaleza y de la ordenación del entorno medioambiental. Todo ello convierte a la red de vías pecuarias -con sus elementos culturales anexos- en un legado histórico de interés capital único en Europa, cuya preservación no garantiza en modo alguno la normativa vigente”.

El Real Decreto 385/2017[3] declaró la Trashumancia como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial y, entre otros detalles, destaca que “La actividad ganadera trashumante ha aunado históricamente el aprovechamiento de los recursos naturales y el ganado mediante la denominada «cultura pastoril trashumante», produciendo interrelaciones familiares, sociales, económicas, patrimoniales y biológicas y modelando y contribuyendo a la cohesión y vertebración del paisaje peninsular”.

Por si solos estos tres documentos valdrían para demostrar la importancia de la actividad trashumante en España, pero vale la pena dar un repaso a la historia y a los beneficios ecológicos, sociales, económicos e incluso personales de la trashumancia, para descubrir sus arraigados valores y engancharnos a ella.

La trashumancia, del latín “Trans: de la otra parte” y “Humus: tierra”, procede del nomadeo que consiste en un movimiento conjunto de ganado y pastores con sus familias, que se practicaba en dos modalidades:

-            Nomadeo cerrado o cíclico que consistía en mover el ganado desde invernaderos a agostaderos alternativamente, a la búsqueda de pasto verde. Este nomadeo derivó en trashumancia cuando las familias de pastores se asentaron en lugares fijos dedicándose a la labranza y los hombres continuaron con el pastoreo pero teniendo base fija en la población de residencia familiar.
-            Nomadeo abierto en el que el ganado se desplaza erráticamente por extensas regiones en las que los pastos son pobres y los pastores más bien siguen al ganado que se mueve por instinto al encuentro de mejores condiciones climáticas, como sucede en Laponia, el Sahara o el Tibet.

La trashumancia entonces podríamos definirla como el traslado alternativo y periódico de ganado entre dos territorios de climatología diferente, en búsqueda de pastos y agua.

Los pueblos celtas de pastores de los montes leoneses y castellanos se trasladaban durante muchas jornadas, haciendo un largo recorrido, a tierras de la actual Extremadura, buscando los pastos que las nieves les negaban en invierno. Otros hacían recorridos más cortos, desde la serranía de Soria, aguas abajo del Duero. En la época de la romanización de la península, una calzada romana por el oeste peninsular marcaba la ruta de la trashumancia de largo recorrido, que se convertiría luego en la “Ruta de la Plata” desde Astorga hasta Mérida, pasando por Salamanca y Cáceres. En la Edad Media la trashumancia fue una actividad económica muy importante, que se consolidó con la creación por Alfonso X del Concejo de la Mesta en 1273, para proteger los intereses de los ganaderos que movían al menos tres millones de cabezas de ganado (algunos estudios las cifran en cinco millones) y que formaban un fuerte lobby económico en aquella época. En particular la trashumancia de ovejas en búsqueda de pastos era esencial, dada la cantidad de ese tipo de ganado que había que mantener para la obtención de la lana suficiente, para el gran negocio de la exportación de lana a toda Europa. También en Aragón se crearon organizaciones similares a La Mesta castellana, como fueron “La casa de Ganaderos de Zaragoza”, “ La Mesta de Albarracín” o el “Ligajo de Calatayud”.

Hasta pasada la Reconquista los movimientos de ganado eran cortos pues solo alcanzaban tierras fronterizas (extremos), que eran zonas yermas y pastizales utilizados por las ganaderías de los nobles o de señores eclesiásticos y desde las que el ganado se podía recoger fácilmente en caso de enfrentamientos. Poco a poco se pudo ir alargando los movimientos a medida que la Reconquista avanzaba, pasando las cuencas del Tajo del Guadiana y del Guadalquivir, y finalmente los pastores pudieron llegar hasta tierras de Extremadura, que debe su nombre a aquellos “extremos” o tierras fronterizas, y aún más al sur.

En la Edad Media el paso de ganaderos y pastores por diversos lugares, y la permanencia de éstos en los agostaderos, facilitó la difusión y el intercambio de costumbres culinarias, artesanales, arquitectónicas, musicales, así como técnicas de manejo de ganado, produciéndose un intercambio de modos de vida y conocimientos entre territorios alejados dentro de suelo español.

Después de la Reconquista, la trashumancia va perdiendo poco a poco la importancia que tenía debido a que la sociedad se hace más sedentaria, los intereses económicos cambian y las exportaciones de lana dejan de ser prioridad. De tal forma que el Concejo de la Mesta va perdiendo influencia y termina por ser abolido en 1836. En ese siglo se empieza a utilizar el ferrocarril para trasladar ganado y luego comienzan los traslados por carretera, pero aún se realizaba la trashumancia  a pie o a caballo.

De los tipos de trashumancia que se pueden distinguir según los climas (mediterránea, alpina y tropical) en España se practica la trashumancia mediterránea, caracterizada ésta por el clima mediterráneo con unos veranos con pocas lluvias y frecuentes sequías. Esta característica obliga a trasladar el ganado a zonas próximas a las cumbres montañosas, que existen relativamente cerca de la gran cuenca mediterránea. Pero no todo el ganado es trasladado a zonas montañosas. Parte de la ganadería vive en régimen de estandía, sin salir de su zona, y alimentándose de rastrojos, espigaderos o mediante pienso y forraje.

Este tipo de trashumancia, habitual en casi toda España, está favorecida por la presencia de importantes desniveles en casi toda la península. Pensemos en los Pirineos y sus zonas bajas próximas de la ribera del Ebro en Aragón, La Rioja y Navarra, o en las zonas llanas  y cuencas de Lerida y Gerona desde las que salen cañadas hacia los Pirineos Orientales. También podemos pensar en los montes de Teruel y la vertiente mediterránea, en las montañas cantabras y asturianas, auque aquí más bien se da una trashumancia Alpina entre la costa y la montaña. Podríamos citar la zona de Sierra Nevada o la Sierra de Gredos y algunas cuantas más. Pero en todos estos casos se da un tipo de trashumancia clasificada como “trashumancia corta”.  En contraposición la “trashumancia larga” es aquella que atraviesa tres cuencas y dos o tres divisorias, como es el caso de las ganaderías que correspondían a las cuatro cuadrillas de La Mesta, las de Soria, Cuenca, Segovia y León y que se trasladaban desde los agostaderos al norte del Duero hasta los invernaderos en las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir.

También se hablaba de “trashumancia de ganadero” o “trashumancia de piareros”, la primera era de un solo dueño y la segunda unía piaras de varios dueños. Según el catastro del Marques de la Ensenada.los piareros no tenían ganada en los invernaderos posición arrendaticia …. por lo cual tenían que acomodarse a la buena de Dios…”, aunque tenían asegurado el pasto por las normas de los Cuadernos de Leyes de La Mesta”. En cambio los ganaderos de mejor posición, ganaderías reales o de la iglesia, nobles y algunos caballeros tenían sus propiedades o arrendamientos, e incluso casas señoriales en aquellos lugares o poblaciones próximas.

En la actualidad, gracias a la Ley 3/1995, España conserva gran parte de la antigua red pecuaria, contando con unos 125.000 km. de cañadas, cordeles y veredas y 400.000 Ha. de superficie a lo largo de todos esos kilómetros. Las Cañadas Reales protegidas por la Ley son:

-            Cañada Real de la Plata o Vizana (500 kilómetros).
-            Cañada Real Leonesa Occidental (700 kilómetros).
-            Cañada Real Leonesa Oriental (700 kilómetros).
-            Cañada Real Segoviana (500 kilómetros).
-            Cañada Real Conquense (350 kilómetros).
-            Cañada Real del Reino de Valencia (250 kilómetros).
-            Cañada Real Galiana (400 kilómetros).
-            Cañada Real Soriana Oriental (800 kilómetros).
-            Cañada Real Soriana Occidental (700 kilómetros).

Las cañadas tienen un ancho de 75 m., los cordeles de 37,5 y las veredas de 20,9. Además de los 4900 Km. de Cañadas Reales, existe una basta red de cordeles y veredas hasta totalizar la cifra anteriormente dada. Pero lo cierto es que la red pecuaria sufre un deterioro importante porque no es, ni ha sido objeto de atención, por parte de la Comunidades Autónomas, competentes en esa materia. El espíritu de la Ley 3/1995 no ha inspirado a los gobiernos autonómicos involucrados, ni al central en sus obligaciones subsidiarias, seguramente porque los réditos electorales los encontraban en otra parte, sin considerar las ventajas que tiene la actividad de la trashumancia para el territorio, la población y el ganado.

En España trashuman casi 800.000 cabezas de ganado, eso da una idea de la importancia del fenómeno. La trashumancia española es un ejemplo de aprovechamiento sostenible de grandes extensiones del territorio, pero no está suficientemente valorada y cuidada por las administraciones competentes. Por un lado, posiblemente si se redujera y acelerara la tramitación de permisos, guías, etc., se podría duplicar o triplicar la cabaña trashumante. Por otro lado la desaparición del transporte de ganado por ferrocarril y la carestía del trasporte por carretera hace que muchos ganaderos se planteen el traslado de ganado a pie, pero se encuentran con el muro burocrático y la falta de mantenimiento de la red de vías pecuarias.

He hecho mención de las ventajas de esta actividad sin detallarlas, pero dado que mi escaso conocimiento de la misma se reduce a haber hecho unas cuantas trashumancias de ganado vacuno avileño, conviviendo con los ganaderos, prefiero transcribir lo que La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, en su Informe sobre la Trashumancia en España (abril-marzo de 2009)[4] escribía con conocimiento de causa sobre los beneficios que aportaba la trashumancia y los problemas que detectaban:

Beneficios medioambientales, socioculturales y territoriales:

- Mantenimiento de los pueblos. La trashumancia fija la población al medio rural, ya que se trata de una actividad que se extiende a zonas desfavorecidas y de montaña básicamente.
- Mantenimiento de la biodiversidad. El pastoreo extensivo y estacional en que se basa la trashumancia contribuye a la diversificación y conservación de hábitats de muy alto valor ambiental. Ha generado ecosistemas de dehesa y con una gran biodiversidad de la dehesa pastoreada. La diversidad de plantas en estos pastos naturales es de las más altas que se conocen, con más de 40 plantas por metro cuadrado. Además permite establecer y mantener a nivel nacional una red de corredores naturales que enlazan los principales ecosistemas de la península Ibérica, evitando el aislamiento de los espacios protegidos, favoreciendo la supervivencia y el intercambio genético entre poblaciones de especies amenazadas y manteniendo abiertas numerosas áreas de paso e invernada para las aves migratorias.
- Prevención de incendios forestales. Los beneficios medioambientales de esta actividad repercuten principalmente en la prevención de incendios forestales, puesto que el ganado consume materia seca que es un gran combustible forestal.
- Movilidad del ganado entre diferentes fincas, lo que permite la rentabilidad y el aprovechamiento de subproductos agrarios cuya eliminación por otros métodos, tales como herbicidas o quemas de rastrojos, provoca graves daños medioambientales.
- Abono natural. Las deyecciones de los animales constituye una fuente de abono natural de gran interés, dado que se trata de una ganadería itinerante que por ello no deteriora el medio ambiente.
- Producción de calidad y sanidad. En condiciones normales, a través de este sistema de aprovechamiento ganadero el animal puede estar alimentado durante todo el año con pasto natural, lo que proporciona una carne de enorme calidad y sanidad.
- Conservación de ecosistemas valiosos como los pastos de montaña, los cultivos cerealistas extensivos y las dehesas de encina, evitando incendios forestales, erosión del suelo y los daños que el ganado estante produce al terreno, a las aguas y al arbolado.
- Traslado en gran parte de los animales por su propio pie, lo que favorece un manejo de los mismos respetuoso con las máximas exigencias relativas a bienestar de los animales.
- Desarrollo rural. Permite usos alternativos del territorio de gran interés, como el senderismo o las rutas a caballo, que contribuyen a mantener los derechos de paso y favorecen el desarrollo social y económico de las zonas rurales.
- Integración entre la sociedad urbana y la sociedad rural de las diferentes comarcas y regiones, con el fin de colaborar solidariamente en la defensa y conservación de un patrimonio común de máximo interés ambiental y cultural.

Beneficios económicos:

- Permite un gran aprovechamiento de recursos de alta calidad.
-La trashumancia ha favorecido el sostenimiento económico de numerosas provincias.
- Para los animales tiene muchas ventajas porque evita que sufran los efectos de climas extremos: ni el calor del verano ni el frío del invierno, de manera que prácticamente viven “dos primaveras y dos otoños”. Todo ello permite a los animales desarrollarse mejor, ser más fecundos y prolíficos, lo que supone mayor producción, más sanidad de los animales (tienen pasto fresco durante todo el año), traducido todo ello en una producción de mayor calidad.
- Contribuye a la producción de quesos de alta calidad”. A lo que yo añado la producción de mejor lana y cueros, además de la ya mencionada mayor calidad de la carne.

El mismo informe daba cuenta de los “problemas de la actividad trashumante en España:

- En cuanto a recursos humanos, los ganaderos se encuentran con dificultades de un relevo generacional, ya que la vida está muy condicionada por el movimiento pecuario.
- Los elevados costes que conllevan los desplazamientos, el arriendo de las fincas, etc., condicionan la viabilidad de las explotaciones.
- Baja productividad con relación a la ganadería industrial debido, en parte, a los medios de producción poco intensivos en beneficio de la calidad.
- Los precios percibidos por los ganaderos se han mantenido constantes en los últimos años, no siendo así el coste de los medios de producción.
- Las vías pecuarias españolas también se ven amenazadas por diversos aspectos urbanísticos de todo tipo.
- En ocasiones han sido invadidas por urbanizaciones en los tramos de cañadas más próximos a los núcleos urbanos.
- La implantación de infraestructuras viarias (circunvalaciones, variantes, etc.) sobre tramos enteros de cañadas sin caminos alternativos ha generado barreras infranqueables para los rebaños.
- Problemas relacionados con las distintas exigencias administrativas relativas a la actividad trashumante en las diferentes comunidades autónomas.”

La trashumancia ha vivido y vive un declive por los problemas antes mencionados. Pero siendo tantos los beneficios que aporta a las regiones por donde pasa, a su paisaje y biodiversidad, a su desarrollo económico, turístico y social en el medio rural, etc., las administraciones de autonómicas y central deberían dedicar un esfuerzo para que, cada una dentro de sus competencias, facilitaran el mantenimiento y el incremento de la cabaña trashumante.

Ese esfuerzo debería ir dirigido a:

-            La formación a jóvenes que aseguren un relevo generacional, con las prácticas suficientes en todo lo que supone el manejo, cuidado y movimiento de ganado mediante trashumancia.
-            Ayudas a los arriendos de fincas en las zonas de invernaderos o agostaderos, o arriendos de terrenos de propiedad pública a bajo coste.
-            Poner en valor la calidad de la producción de la ganadería extensiva reduciendo en algunas partidas los costes de producción (por ejemplo: IVA de algunos de los productos necesarios para el cuidado, alimentación, desplazamientos, infraestructura, etc., o de los impuestos sobre beneficios), para acortar la desventaja que este tipo de ganadería tiene ante la intensiva.
-            Reducir la burocracia asociada a la actividad trashumante y unificar la documentación, normativa y procedimientos en las diversas comunidades de paso del ganado o, en su caso, facilitar un trámite centralizado que sirva para todo el itinerario.
-            Controlar las vías pecuarias, impidiendo invasión por urbanización y construcción de infraestructura viaria, o al menos ofrecer alternativas de paso.
-            Realizar la mejora y el mantenimiento regular de las vías pecuarias, con la señalización adecuada mediante mojones, mejorando la señalización y la colocación de las biondas en los cruces de las cañadas, cordeles y veredas con las carreteras. También en los pasos elevados, túneles y pasos inferiores.
-            Evitar el asfaltado de caminos que coincidan con vías pecuarias, para no dañar las pezuñas de los animales.
-            En veredas que coincidan con caminos de zonas urbanas evitar la colocación de elementos como rejillas de recolección de aguas y bandas reductoras de velocidad de vehículos que suponen obstáculos para los animales.
-            Dotar a las vías pecuarias de algunas infraestructuras sencillas tales como refugios de pastores, fuentes y abrevaderos.


LUIS BAILE ROY




[1] http://www.un.org/es/events/biodiversityday/convention.shtml
[2] https://www.boe.es/boe/dias/1995/03/24/pdfs/A09206-09211.pdf
[3] https://www.boe.es/boe/dias/2017/04/11/pdfs/BOE-A-2017-4009.pdf
[4] http://www.upa.es/_la_tierra/la_tierra_213/pag_049-056_agriymamtrashumancia.pdf